Tremors


TEMBLORES (TREMORS)
Formato: Ambos


Dos perdedores están decididos a dejar el pequeño pueblo donde viven y trabajan, Perfección (Nevada), e iniciar una nueva vida en la gran ciudad, pero una serie de extrañas muertes les complicarán los planes. Ayudados por una joven sismóloga descubrirán que algo extraño amenaza en el desierto...


Ficha Técnica

Director: Ron Underwood / Productor: S. S. Wilson y Brent Maddock para Universal / Guión: S. S. Wilson y Brent Maddock, según argumento de S. S. Wilson, B. Maddock y Ron Underwood / Fotografía: Alexander Gruszynski / Música: Ernest Troost, Robert Folk / Efectos especiales: Tom Woodruff y Alec Gillis (criaturas), Craig Caton (efectos mecánicos), Robert Skotak (efectos visuales) / Montaje: O. Nicholas Brown / Intérpretes: Kevin Bacon (Valentine McKee), Fred Ward (Earl Bassett), Finn Carter (Rhonda LeBeck), Michael Gross (Burt Gummer), Reba McEntire (Heather Gummer), Tony Genaro (Miguel), Victor Wong (Walter Chang), Charlotte Stewart, Bobby Jacoby, Ariana Richards, Richard Marcus, Sunshine Parker... / Nacionalidad y año: USA 1989 / Duración y datos técnicos: 93 min. Color.


Comentario I

Película que en su estreno tuvo cierto éxito tanto de público como de crítica, algo bastante inusual. Saludado como una grata mezcolanza de clásica cinta de ciencia-ficción al estilo de las de los años 50 con una perspectiva humorística, no cabe duda que el film está realizado con cierta solvencia y persuasión, pero resulta un tanto insatisfactorio por esa perspectiva humorística otorgada, algo, parece ser, inherente a casi todo producto de género fantástico en los diez o quince últimos años, como si sus responsables no estuviesen totalmente seguros de la reciedumbre de sus logros y trataran de encubrirlo con una pátina de ironía. No cabe duda de que, en caso de haber sido tratado el producto con seriedad, podríamos encontrarnos hoy día ante un pequeño clásico del género.

Varios factores positivos apuntan hacia esa consecución de eficacia antes apuntada. Por un lado tenemos una admirable labor de fotografía obra de Alexander Gruszynski, que retrata el desierto con una insólita robustez, y que, aún con el brillantísimo color, remite a los clásicos del género de los 50 encuadrados en esos ambientes, tales como It Came from Outer Space [tv: Venidos del espacio, 1953] y Tarantula [tv: Tarántula, 1955], ambas de Jack Arnold. Por otra parte, el guión de S. S. Wilson y Brent Maddock, sin ser un modelo de perfección, ni mucho menos, posee cierto empuje y sabe ir al grano, si bien los personajes son lo más débil del trabajo, con esos repelentes fanáticos de las armas o el niñato que parece sacado del cuento Pedro y el loboY. Sólo los dos personajes protagonistas ofrecen algo de dimensión, si bien más debido por la solidez de la interpretación de ambos actores. Por un lado, Fred Ward confiere dureza y cinismo al personaje, y cabe lamentar el escaso provecho que el cine ha sacado de este gran artista, una especie de Humphrey Bogart contemporáneo -en el telefilm Hechizo letal (Cast a Deadly Spell, 1991), de Martin Campbell, estaba estupendo en su papel del detective hard boiled H. Philip Lovecraft-. Por otro lado, Kevin Bacon, entonces un tanto sin rumbo, confirmaba ya aquí el gran intérprete de género fantástico en que devendría, como prueban sus recientes labores en El último escalón (Stir of Echoes, 1999), de David Koepp y El hombre sin sombra (Hollow Man, 2000), de Paul Verhoeven. Aquí ofrece el contrapunto adecuado a Ward, contrastando en su experiencia, no así en su cinismo, que supone un cordial duelo entre ambos actores. Por lo demás, queda patente el gran logro en el apartado de efectos especiales, con esa especie de percebes gigantes y terráqueos creados por esos excelentes profesionales que son Tom Woodruff y Alec Gillis, responsables también de los bichos de Alien resurrección (Alien Resurrection, 1997), Starship Troopers (Brigadas del espacio) (Starship Troopers, 1997) o, en cierto modo, el bicho que también es Meryl Streep en La muerte os sienta tan bien (Death Becomes Her, 1992).

Por desgracia, la mayor debilidad del film -junto a las referidas notas humorísticas y el vacuo diseño de personajes- es su flojo realizador, el plúmbeo Ron Underwood, que con este su debut fue saludado como un descubrimiento pero que después ha ido dando tumbos, ofreciendo productos tan desanimados como Cowboys de ciudad (City Slickers, 1991), una de las comedias más aburridas de los últimos años, o Hearts and Souls [tv/vd: Corazones y almas, 1994] -de nuevo con los mismos guionistas de Temblores-, comedia sobrenatural incapaz de hallar el tono.

En fin, una película simpática, grata para pasar el rato con su visionado, pero lejos de ese clásico menor del género con que fue saludada en su momento.



Comentario II

Temblores es pura serie B, pero en la mejor acepción del término: película de bajo presupuesto pero aprovechado al máximo, buenas ideas y un buen equipo que logran más que otras películas de mayor presupuesto. En este caso, a cargo de la producción nos encontramos con Gale Ann Hurd, productora curtida en la factoría de Roger Corman, donde conocería al que sería su marido, James Cameron, y con el que produciría varias de sus películas (Terminator, Abyss, Terminator 2). En la película de la que nos ocupamos abandona las películas de gran presupuesto como las citadas y se embarca en una historia con múltiples referencias a otras películas, que van desde Dune (David Lynch, 1984) -los monstruos están claramente inspirados (aunque en menor tamaño) en los gusanos de Arrakis-, hasta La Humanidad en peligro (Gordon Douglas, 1954) -el inicio con las diferentes pistas y acontecimientos que nos anuncian que hay algo extraño y monstruoso en el desierto es muy similar-, pasando por Tiburón (Steven Spielberg, 1975) -los ataques de los gusanos con cámara subjetiva y diversos momentos (el uso de explosivos para acabar con los monstruos, el acoso final, etc...) nos la recuerda-; una mezcla que podía haber dado un fruto indigesto pero aquí, merced a una unión afortunada, se convierte en una divertida y a ratos emocionante película en la que destaca un guión entretenido, unos estupendos diálogos y una espléndida pareja protagonista formada por Fred Ward y Kevin Bacon, tan bien compenetrados dentro como fuera de la pantalla, que convierten al espectador en cómplice de esos dos individuos entrañables.

La película sigue un esquema clásico, pero su visión se hace amena y entretenida debido en gran parte a las cualidades del guión antes descritas y a la excelente labor de un director todo terreno como es Ron Underwood, autor entre otras de Cowboys de Ciudad (City Slickers, 1991), con la que tiene algunos puntos de contacto (los vaqueros crepusculares que, en el fondo, es lo que son los personajes interpretados por Bacon y Ward, y ciertos homenajes al western, como la cabalgada de los dos protagonistas) o Mi gran amigo Joe (Mighty Joe Young, 1998).

Una película muy recomendable para los amantes del cine de terror con gotas de humor y de la serie B que hace honor a su nombre.


Escenas

* Los diferentes ataque iniciales que van causando inquietud e interés en el espectador. ¿Qué está ocurriendo? *Los saltos de roca en roca mediante unas pértigas improvisadas para escapar de los monstruos, bien resuelto y muy emocionante. * Cómo los tres protagonistas se ven inmersos en la carrera final: por un mechero. Divertida y emocionante.

Anecdotario

* Secuelas: Tremors II: Aftershocks [vd: Temblores II: La respuesta, 1995], de S. S. Wilson ; Tremors III: Back to Perfection (2001), de Brent Maddock (en pre-producción) * Títulos de rodaje: Beneath Perfection y Dead Silence * La edición en DVD americana incluye inicio y final alternativos



Carlos Díaz Maroto (comentario I ) y Carlos F. Cenalmor (comentario II) (Madrid. España)

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